11 Feb QUIÉRETE, El amor bien entendido empieza por uno mismo
El mal consentido, la dejadez en lo pequeño, y pactar con las debilidades y defectos de nuestro temperamento nos va cubriendo con un barniz que termina por hacernos creer lo que no somos. Nos va encorsetando en una personalidad que dista mucho de lo que queremos ser, sin creer en nosotros mismos. Inercia.
La lucha por las cosas en los detalles más pequeños del día, ante nuestros fracasos, limitaciones y en nuestras miserias, por el contrario, nos deja ensancharnos albergando cada día un espacio más sereno, bello y atractivo. En ese espacio exterior crece el interior se renueva estando en plenitud con uno mismo. No se angustia por que tiene camino, no se ahoga porque tiene espacio, no siente vacío porque ama, no se angosta, no se viene abajo porque tiene tierra y esa tierra favorece su propio crecimiento, y en su hacer mana el agua para la vida, que es: identifica el camino para ser feliz ante cualquier obstáculo que la vida le ofrezca. Por eso la felicidad alberga en el interior del ser. Atrévete a ser feliz, no te dejes ser definido sin tu permiso, que no sea la inercia la que te lleve a ser alguien que ni tú mismo té conozcas.
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